Cuanto hemos venido refiriendo encuentra su solución y su salida con ayuda del equilibrio inestable. Quiere decir que, a la gravedad, tenemos que oponerle el equilibrio inestable del cuerpo. Con ello se acaban las malformaciones óseas y los riesgos de padecer otras molestias y enfermedades que puedan provenir de la mano de la gravedad cuando se intenta soportarla en solitario de cualquier manera.
Pero no se trata solamente de prevenir males o de evitar las consecuencias de hábitos lamentables de conducta corporal.
Hay más.
Si oponemos a la gravedad el equilibrio inestable de nuestro cuerpo, al estar de pié, al caminar y al mantenernos sentados, la energía interior se dispara.
Acude para tonificar el estado de ánimo, dejar excepcionalmente luminosa la inteligencia, promover la circulación homogénea de la sangre, llevar a su cenit el tono vital, dejar el cansancio bajo mínimos, estimular el pensamiento, la facilidad de palabra y la disposición a la acción.
Con ello convertimos un evidente daño en una panacea formidable.
Panacea que nos predispone para afrontar, con gusto y gana, todas las dificultades y problemas; como los que la vida, de cada día, nos presenta y plantea.
Como acabamos de referir, el equilibrio es una ley física y el Universo nos lo deja ver como el gran factor regulador de todas las cosas.
Si nos volvemos para mirar el lenguaje binario que relaciona al Sol con la Tierra, no nos será nada difícil advertir que el equilibrio forma parte sustancial de su única vía de entendimiento que, de otra parte, redunda en beneficio directo de la salud del planeta y de la especie humana entre otras tantas especies.
Si el Sol actuara directamente, sobre nosotros, quedaríamos calcinados en pocos segundos. Es la oposición de la Tierra la que nos salva, convirtiendo la formidable energía del Sol en un elemento de base para la existencia de la vida en todas sus formas y manifestaciones.
Como acabamos de expresar, la presencia del equilibrio es absolutamente necesaria pese a que los hombres, obrando de espaldas a esta realidad, nos vengamos ocupando de alterarlo por las vías más conocidas con que inferimos toda suerte de daños al eco-sistema.
Con este lamentable accionar, venimos enfermando a nuestra querida Madre Tierra. La paulatina agresión a la capa de ozono, está poniendo de manifiesto el cambio climático con gravísimas consecuencias para las generaciones futuras.
El lenguaje binario de Sol y de Tierra, que conlleva el proceso de la recreación permanente, del paraíso indudable que nuestro planeta representa en el contexto Universal, está siendo gravemente atacado.
Curiosamente, el daño proviene de las acciones de los que pasan por ser o lo presumen de más inteligentes, poderosos y sabios de la Tierra, operando bajo una nueva forma de locura al servicio de los más claros y soterraños intereses de unas minorías triste y peligrosamente extraviadas.
R. Gª Carbonell
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martes, 29 de septiembre de 2009
La ley del equilibrio inestable
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