• Dar oportunidad a que el niño consiga con su acción algo que no creía poder conseguir.
• Ayudarle a buscar el mejor uso de los recursos personales con los que cuenta.
• Provocar situaciones para poder dar refuerzo y apoyo de forma continua.
• No expresar expectativas excesivas para no reforzar negatividad en el niño hacia sí mismo o hacia los demás.
• Ayudarle a descubrir cuáles de sus propios recursos puede utilizar en las distintas áreas de acción.
• Dar un feedback positivo sobre hechos concretos que haya llevado a cabo de forma satisfactoria.
• Organizar un juego de roles para que aprende y comprenda lo que significa ser explorador, artista, juez, profesor o de simulación.
• Organizar tareas que le permitan ir más allá el nivel de pensamiento y comprensión que él piense tener.
• Aprovechar cualquier situación para conseguir la superación de sentimientos de incompetencia y entrar en la dinámica de la adquisición de confianza en sí mismo, de saber y si no es así de poder aprender de cualquier información, situación o contexto.
• Organizar juegos de refuerzo como el de sacar una relación de cualidades propias y de los demás para leerlas en voz alta. Al final se contrastan las características positivas que le han atribuido a cada uno con lo que él efectivamente piensa de sí mismo.
• Organizar pequeños convivios después de la escuela entre los niños para celebrar temas determinados, el éxito de un trabajo en equipo, ganar un partido, cumpleaños de alguien, e investir al niño con el rol de anfitrión.
• Dar certificados de acciones bien hechas. Cada uno tiene que recibir un certificado por cosas distintas. Los padres deben dar la oportunidad para que cada uno pueda obtener un certificado en una u otra ocasión.
Las características y las medidas sugeridas para cualquiera de los 5 componentes, aunque se han indicado desde la perspectiva de los propios hijos, sin embargo, se aplican a nosotros mismos y a nuestras relaciones con nuestro propio niño interior. El niño interior de cada uno es la parte de nosotros que por las causas que sean no ha conseguido madurar, quedando bloqueada en su maduración por la utilización del mecanismo de supervivencia adoptado en la infancia y reforzado o modificado en la niñez. Este niño interior, provoca reacciones infantiles en la edad adulta y necesita ser reconocido, asumido e integrado en la personalidad. En esto consiste el proceso de crecimiento personal.
La labor que hagamos con nuestros hijos para que ellos puedan conseguir un nivel adecuado de autoestima, representa una ocasión muy positiva para trabajar y conseguir resultados de auto-desarrollo personal en nosotros mismos.
Es una forma de entrar todos en una espiral de apoyo y motivación mutua para una más correcta dirección de nuestra vida
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jueves, 8 de octubre de 2009
Posibles Medidas de Actuación para ayudar a los hijos a que desarrollen un buen Sentido de Competencia
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