lunes, 7 de junio de 2010

Del hábito al trastorno de comportamiento

El aplazamiento de acciones puede convertirse en un hábito peligroso que puede llegar a desencadenar un problema psicológico. Los expertos explican cómo tratarlo.
Que levante la mano quien no conozca a alguien que aplaza y pospone la finalización de sus estudios universitarios. Son los eternos estudiantes, que bien por miedo a no encontrar un empleo o cambiar su modo de vida no concluyen lo que empezaron. Este aplazamiento llevado al extremo y al plano profesional puede convertirse en un trastorno del comportamiento y acabar en un cuadro de estrés y ansiedad.


Rafaela Santos, psiquiatra y presidenta de Fundación Humanae, explica que no es una patología grave, pero que conviene acudir a especialistas. "En algunos casos, este comportamiento puede ocultar una depresión o ansiedad. Se postergan las cosas por una patología concreta". Para atender a una demanda en alza, esta institución imparte un programa de desarrollo personal que trabaja varios aspectos de la gestión de capacidades y del tiempo. "Si no se manejan estos conceptos de forma adecuada genera altos niveles de ansiedad. Muchos profesionales tienden a agotar los plazos de manera habitual, lo que resta eficacia al liderazgo y perjudica el funcionamiento y el rendimiento del equipo".

Para que un ejecutivo no caiga en la procrastinación Carlos Mateo, psicólogo y consultor de Apertia Consulting, expone una serie de recomendaciones : "Hay que poner énfasis en valorar y premiar la buena gestión del tiempo y subrayar la importancia de la proactividad. Si en un ejecutivo se valora la toma de decisiones frente a una actitud reactiva, se evita la dispersión y el posponer acciones relevantes. Por último, hay que premiar la asunción de riesgos".
Montse Mateos. Madrid.

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