Arranca el protocolo antifrío

'Un indigente muere de frío en Almendralejo'. Es el titular de la noticia que aparece unas páginas más adelante, en la 17 en concreto. En ella se explica que el hombre murió a causa de una hipotermia. Pasó la noche donde acostumbraba, en una nave agrícola, y el descenso brusco de las temperaturas le mató. Probablemente, no existiría la noticia si el hombre hubiera dormido en una cama.


Que Cáceres no ocupe el lugar de Almendralejo en una información como la de la página 18 es uno de los argumentos que está detrás del protocolo contra el frío, la iniciativa municipal que arranca cada año a la vez que el invierno toma cuerpo.

Su nombre oficial, el que figura en los papeles administrativos, es 'Itinerario de emergencia contra el frío', y sus destinatarios son los 'sin techo' que viven en la ciudad. Los 'sin techo' en sentido estricto, es decir, la gente que duerme a la intemperie.

«Hay algunos que son de Cáceres, y esos tienen casa, duermen bajo techo, pero otra gente que es de fuera no tiene dónde ir», explica Marcelina Elviro, concejala de Asuntos Sociales.


Entre los primeros a los que se refiere la edil se puede incluir a los habituales al parque de Calvo Sotelo, el grupo de indigentes más famoso de Cáceres.

Pero ese grupo no cuadra en el perfil de los 'sin techo'.

Por una razón: es raro que duerman al aire libre.

En la mayoría de los casos, si lo hacen es porque así lo han elegido y no porque no les quede otra opción. De hecho, hace ya más de un año que tienen su propio refugio, un inmueble desocupado en la calle Camino Llano.


Los 'sin techo' de Cáceres son otros. Gente que también ha encontrado un refugio donde dejar que pase la madrugada, pero un lugar donde cobijarse distinto a una vivienda sin gente.

Un cajero automático, una infravivienda en algún barrio con vecinos comprensivos, la rampa de acceso al aparcamiento privado de un edificio o cualquier espacio en el que dos paredes se juntan al resguardo de las miradas.

En total, hay en Cáceres media docena de personas que duermen cada día en la calle, según fuentes policiales.

Al margen se sitúan casos cotidianos para quienes trabajan en los servicios sociales: gente que está en la ciudad de paso, sin un destino predeterminado y que al llegar a la ciudad no sabe dónde ir, o gente de fuera de Cáceres que acaba de salir de la cárcel y ni siquiera tienen la casa de un familiar a la que dirigirse.


Una ruta a seguir


A todos ellos va dirigido el Itinerario de emergencia contra el frío, que este año ha arrancado más tarde que el anterior, cuando se activó en noviembre.

Tal como plantea su nombre, el plan define una ruta a seguir en el caso de encontrarse a una persona durmiendo en la calle.


El primer destino de ese indigente debe ser el Centro Vida, que está al lado de la estación de Renfe y gestiona Cáritas.

Si allí no hay plazas libres, se abren dos opciones, en función de la hora a la que se plantea la situación. Si es mientras el IMAS (Instituto Municipal de Asuntos Sociales) está abierto -o sea, de lunes a viernes de 8.00 a 15.00 horas-, serán los trabajadores sociales quienes se encarguen del 'sin techo', al que si es necesario, reservarán una habitación en un hostal.

Si es fuera de ese horario, habrá que llevarle a la casa de acogida de ACISJF (Asociación Católica Española de Servicios a la Juventud Femenina).

Ahí se les prestará la atención que requieran (ropa, comida, abrigo...), y si es necesario, le gestionarán la reserva de una habitación en un hostal.


La principal novedad del protocolo de este año es la incorporación de Cruz Roja.

Habitualmente, la primera atención a quienes duermen en la calle la presta la Policía Local.

Así ha sido durante estos años.

Este invierno, los agentes contarán con la colaboración de la oenegé, que siempre tendrá una ambulancia disponible, según explica Marcelina Elviro.


La concejala anuncia además que se está gestando el nacimiento de una asociación que trabajará por mejorar las condiciones de vida de los 'sin techo' cacereños.

«Uno de los grandes problemas que sufren estas personas -comenta la edil- es la falta de cariño y la soledad, las dos grandes enfermedades del alma».