viernes, 5 de febrero de 2010

El concepto Wellness aplicado a la industria del contacto

Wellness es estar y sentirse bien, poder establecer la armonía entre el cuerpo y el espíritu. Pero para estar bien hay que saber estar bien, hay que educarnos en el concepto del wellness y poder ponerlo en práctica. Esto no se trata sólo de estar bien por fuera, sino de sentirnos bien desde el lugar más íntimo de nuestro interior. La palabra wellness proviene del inglés “well being”, que significa bienestar.

El concepto del wellness es una noción que todos tenemos más o menos instalada en nuestra idea de bienestar y de bien ser. Habrán visto a lo largo de la vida del blog El Contact que el tema del bienestar me ocupa en muchos post. Me parece particularmente interesante resguardar ese delicado equilibrio físico, emocional y psicosocial en el que nos movemos las personas. Y creo que todos podemos ayudar a lograr espacios de bienestar también en nuestros trabajos. Cada uno de nosotros puede hacer la diferencia o puede dar el puntapié inicial para lograr cambios positivos que nos dejen crecer en un sentido más amplio.
Al hablar en privado de porqué alguien se fue de tal o cual lugar a un nuevo trabajo, notaremos que muchas veces pesa más en la decisión de cambio la necesidad de desarrollarse en un excelente nivel y calidad de relacionamiento y buen trato, y la necesidad de habitar - muchas horas del día - en un ambiente realmente agradable, más que obtener un mejor salario percibido o lograr un plan de carrera conveniente. Todo cuenta, y el bienestar cada vez cuenta más, nos importa. Estamos tomando conciencia.

Cuando la gente piensa en el concepto wellness se visualiza en un gimnasio, un spa, al aire libre, en una playa y lo relaciona con el cuidado de su salud desde el ejercicio físico. Mi aspiración es que trabajemos para que el concepto wellness se extienda a todas nuestras actividades, incluidas las laborales.

La experiencia me ha demostrado que si bien no es sencillo tampoco es imposible vivir en un clima laboral relajado, desestructurado, cosmopolita, abierto, moderno y acogedor donde se favorezca el intercambio y las buenas relaciones entre los miembros de la empresa; tampoco es imposible en el ámbito laboral lograr espacios arquitectónicos armónicos, luminosos, silenciosos, decorados con cuidado, que tengan buena circulación de aire, limpios y descontanimados, funcionales, que nos permitan vivirlos como si estuviéramos en el sitio preferido de nuestra casa. Es notable que cada vez más empresas se ocupan de cumplir con estándares que incluyen una infraestructura de diseños ergonómicos que mejoran la calidad de vida de sus empleados, y lugares especialmente pensados para el esparcimiento. Ese esfuerzo es valorable. El mismo esfuerzo debería replicarse en el área del cuidado de los recursos humanos y la interacción social laboral, en todos los niveles de la organización hacia adentro y con su entorno, también es una necesidad cuidar el clima laboral.

El concepto wellness que se me ocurre aplicado a la industria del contacto implica desarrollar profesionales excelentes, con alta preparación y coaching dedicado a su mejora constante, dispuestos a brindar servicios de calidad, que puedan desarrollar sus tareas en espacios pensados para el bienestar que luego se traduce en el bien actuar. Con esta concepción todos ganamos, ganan los clientes internos y externos.
Muchas marcas que admiramos hablan de la "experiencia" de consumir ese producto o ese servicio que nos ofrecen. Podemos pensar entonces en espacios laborales en los que nos de gusto vivir la "experiencia" de pertenecer. Wellness, pensado así, incluye en los términos de la salud todos los momentos de goce de la persona, incorpora el tiempo del trabajo a ese ámbito, trasciende el área de salud o de cuidado físico que podemos tener en un gym o una clase de pilates, y toma a la persona como una integridad.

El trabajo visto desde mi particular mirada del wellness puede resultar un momento ameno, alegre, de crecimiento, tranquilo, de gran responsabilidad pero sin opresión, de gran libertad para ser creativos y animarnos a aportar mejoras en todos los procesos, un momento para dialogar, realizarnos, hacer lo que nos gusta y compartir la experiencia con los otros, no ensimismados y taciturnos, sino abiertos e integradores. Socialmente activos y emprendedores.
Sanos. Por fuera y desde adentro.

Por ANGELICA PEREYRA

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