lunes, 18 de octubre de 2010

Protocolo de la música para bodas religiosas.

La ceremonia religiosa se caracteriza por una liturgia en la que existen determinados momentos en los que es posible incluir determinadas piezas musicales.

Podemos elegir diferentes estilos de música como clásica, rociera o cualquier otro. Pero hay que saber qué piezas son las que se pueden incluir a lo largo de la ceremonia.


Saber moverse entre la creatividad o fantasía por un lado, y el rigor que impone la ceremonia por otro, puede plasmarse en un acto que se salga de lo estrictamente purista y esperado, pero sin caer en lo inadecuado que rompería la solemnidad y sacralidad del momento.

A los invitados se les puede recibir con alguna pieza instrumental. Es necesario que la música sea alegre y no debe ser necesariamente de carácter religioso. Si te gustan temas modernos los puedes incluir en este momento. La música acústica suave de violines, guitarras, flautas traveseras y otros instrumentos clásicos es muy recomendable.

La entrada de la novia es un momento culminante y triunfal que debe acompañarse con una música con ritmo. Puedes ver diferentes opciones en música para bodas en la ceremonia.

Antes del evangelio, se puede escuchar una pieza corta que tenga como objetivo unir el principio de la ceremonia con la liturgia propia del enlace. Esto alargará el acto y debes tenerlo en cuenta. Ejemplos apropiados serían “Benedicat Bovis” de Haendel o “Exsultate Jubilate” de Mozart.

En el ofertorio se debe poner una pieza religiosa dado el carácter sagrado del momento. Encajaría el Ave María de Schubert a la perfección.

En el Sanctus podemos inclinarnos por temas clásicos de Mozart o Schubert para acompañar al rezo. También son posibles las opciones musicales rocieras.

En el momento de la consagración muchos sacerdotes no son partidarios de interpretar ninguna pieza musical porque eso impide que sus palabras sean escuchadas. Sería cuestión de consultarlo y ver si se podría poner algún punteo de guitarra como fondo sutil musical.

En el momento del saludo de la paz, para rellenar el silencio, es muy conveniente algún tema espiritual o una de las versiones del “Dona Novis Pacem”.

En la comunión se puede incluir un tema que refleje el momento de recogimiento como el Cannon de Pachelbel. Si son muchos los invitados y el momento se alarga se puede incluir otro tema similar al primero.

En el momento de la firma de los testigos, cuando ha acabado la liturgia, los contrayentes, padrinos y testigos firman el acta. El resto de los asistentes pueden, mientras tanto, disfrutar de alguna pieza que puede ser de estilo libre.

A la salida de los novios se vuelve al principio y se escucharán de nuevo una marcha alegre y triunfante como el Aleluya del Mesías de Haendel.

Nuestra ceremonia puede quedar en la memoria de los asistentes si hemos elegido adecuadamente la música. Pero es necesario consultar con el sacerdote, para que te oriente dónde se puede ser más flexible y dónde la originalidad se debe dejar para otro momento.
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Por Maria T.

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