Es en los momentos de crisis, cuando menos debemos perder el norte de la brújula, "quicio y fundamento", según Ortega , de todo proyecto humano, para remontar en aquello que sea más urgente. Como, por ejemplo, en la educación, con un clima familiar cuarteado, y un ambiente escolar en que el profesor ya no es la figura que señoreaba el aula tras el movimiento pendular acaecido desde el autoritarismo del pasado, bajo la vara de olivo y la pedagogía del miedo, hasta el actual sistema educativo, con muchos remilgos en poner castigos.
Se impone, pues, un golpe de timón. Con una disciplina que yugule caprichos y reafirme los principios, potenciando una formación integral, haciendo que nuestros hijos quieran lo que hagan y no hagan lo que quieran, y cortando el "todo vale", sin cortapisas. Enfaticemos más el ´ser´ que el ´tener´, y ese ´saber estar´, hoy convertido en rara avis, por su casi ausencia en la calle, en la casa y en el trabajo, en el campo de fútbol, ante el volante y en la TV, tantas veces de espaldas a toda higiene cívico-moral, por convertirse en mercadillo de trivialidades, o en diccionario de tacos y eructos sonrojantes-Saber estar, con buen talante y cortesía, del que nadie debe estar exento, desde el adolescente que tanto sabe de lo que no debe saber, hasta el comerciante, el albañil y el carpintero, el diputado en la tribuna, el tertuliano en la radio, o el director de empresa. Un saber estar que puede haber fallado, de forma vergonzosa, en alguna reciente estancia de los Reyes en ciertos eventos deportivos, ninguneándose así a los paradigmas de esta cualidad que tanto se echa de menos.
Pues bien, elijamos los valores a transmitir, pues, desde Jasper hasta Küng , se ha dicho, que sólo habrá cultura si existe acuerdo entre todos. Eduquemos para hacer a nuestros hijos libres, responsables y solidarios, a fin de que, como dice Alfredo Fierro , se conviertan en viveros de energía, sabiendo enfrentarse ante cualquier crisis, como la actual. Pero eduquemos sin pontificar, como profesores, y sin "el mando y ordeno", como padres, lo que, con otras innovaciones cimentarán el debate, acabado de abrir sobre la educación, que no puede malogrars, una vez más; pues todos -ministerio, partidos políticos, padres y profesores-, somos responsables como integrantes de la comunidad educativa. De lo contrario, las nuevas generaciones pedirán justa cuenta-
MANUEL Vaz-Romero
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lunes, 8 de marzo de 2010
¿Dónde está ese saber estar?
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