lunes, 20 de enero de 2014

Claves para obtener una buena marca personal y profesional Fernando Fernández


Cómo nos comunicamos, qué posturas adoptamos frente a otra persona o de qué manera vamos vestidos dice de nosotros más que mil palabras. Os damos unos consejos útiles para lograr una buena impresión allá adonde vayamos

En el mundo que vivimos la imagen que los demás perciben de nosotros puede ayudarnos tanto en el terreno personal como profesional o, por el contrario, puede arruinar nuestra reputación.

Los profesionales de marketing, por ejemplo, no cesan en trasladar, tanto en artículos como en diferentes foros, la importancia del branding: anglicismo utilizado en mercadotecnia que trata sobre cómo construir una marca que sea atractiva tanto para los clientes internos como externos.

Pero, ¿puede el protocolo y el conocimiento de las diferentes culturas ayudarnos a obtener nuestro propio branding? En mi opinión, la respuesta es clara: sí, sin ninguna duda, es imprescindible.


Conseguir que los demás nos vean como personas capacitadas y preparadas en el ámbito de las relaciones sociales y profesionales potencia nuestra imagen

Conseguir que los demás nos vean como personas capacitadas y preparadas en el ámbito de las relaciones sociales y profesionales potencia nuestra imagen y por ende la de la institución a la que representamos.

Por eso, me permito ofreceros una serie de consejos que nos pueden ayudar:

    Para lograr una buena imagen o marca personal y profesional no debemos olvidar que tanto el lenguaje verbal como no verbal son los dos componentes principales que debemos cuidar.
    Nuestra actuación en un mundo globalizado debe entenderse desde el respeto a los usos y tradiciones de los países y ciudadanos: ningún grupo cultural es superior a otro.
    El saludo es una expresión importante de cortesía hacia los demás. En el marco laboral hay que estrechar la mano siempre tanto a hombres como mujeres. Existen excepciones dependiendo de las diferentes culturas donde el contacto físico no está bien visto a la hora de saludar. El saludo es una de las primeras impresiones que obtendrán de nosotros: miremos a los ojos con una leve sonrisa. 
    Cuando presentemos a un compañero lo aconsejable es decir primero su nombre y apellidos y a continuación el cargo que tiene dentro de la empresa o institución.

    Si no tenemos confianza con la persona que nos han presentado; es un superior jerárquico o tiene mayor edad es aconsejable tratarle siempre de usted. A la hora de presentarnos a otra persona evitemos hacer preguntas indiscretas.
    Cuando ofrezcamos nuestra tarjeta profesional deberá estar en perfecto estado.
    Nuestra vestimenta dirá mucho de nosotros, sin olvidar que formamos parte de una institución a la que representamos. La primera imagen que se obtiene de una persona queda grabada en segundos. Lo más adecuado es ir vestido de acuerdo a la situación y el entorno.
    En las entrevistas de trabajo es clave la puntualidad; no tomar asiento antes que lo haga el entrevistador o nos lo indique. No tutear; escuchar con atención y meditar las respuestas e ir vestido correctamente evitando colores y adornos llamativos.
    Si eres el anfitrión e invitas a tu casa recibe a los invitados en la puerta agradeciendo su asistencia; ofrece una bebida o aperitivo a la llegada; provoca conversaciones para que no se produzcan silencios incómodos y acompaña, al finalizar la velada, a los asistentes, hasta la puerta para despedirlos.
    Como asistente lo correcto es agradecer la invitación; llevar un obsequio o detalle; no caer en excesos tanto en comida como en bebida; ir vestido de manera adecuada al contexto y mostrarse colaborador con los anfitriones. Hay que cuidar los modales pero sin ser exagerados.
    Cuando nos comuniquemos verbalmente debemos saber cuándo es el momento de empezar y terminar; tener claro lo que deseamos transmitir; cuidar el tono de la voz
    La mesa es uno de los entornos más frecuentado tanto en el ámbito social como profesional. El saber comportarse y conocer sus normas es imprescindible para nuestra imagen: así, lo reflejé en uno de mis pasados post: “Saber comportarse en comidas de negocios”
    Cuando nos comuniquemos verbalmente debemos saber cuándo es el momento de empezar y terminar; tener claro lo que deseamos transmitir; cuidar el tono de la voz (claro y relajado) así como su volumen (ni excesivamente bajo ni alto). Evitemos las grandes pausas y vacilaciones. Es importante que hagamos un esfuerzo en pronunciar correctamente (vocalizar)
    En el lenguaje no verbal son interesantes los siguientes aspectos:

    Con los gestos de la cara es muy positivo transmitir serenidad y seguridad.
    Evita tocarte la nariz o mover demasiado la cabeza al hablar: denota inseguridad
    No mires el reloj: trasladas impresión de aburrimiento y prisa por abandonar la conversación.
    Tengamos presente que mordernos los labios indica incomodidad
    Si en el momento de sonreír entran en acción todos los músculos de la cara significa franqueza pero si la sonrisa es falsa sólo se moverán los labios. Las carcajadas no transmiten una buena impresión en situaciones profesionales, mejor dejarlas para entornos familiares o de amistad.
    La mirada nunca es neutral: bajarla es timidez; ojos abiertos significa admiración; si es de reojo simboliza hostilidad y una mirada fija manifiesta desafío. Lo adecuado es buscar un punto intermedio haciendo ver que se escucha.
    Cuando nos sentemos es recomendable hacerlo en posición asimétrica a la silla para obtener una impresión relajada. No es correcto hundirnos en las butacas
    Las piernas y brazos cruzados expresan que estamos a la defensiva
    Si llevas, cuando estés de pie, las manos unidas a la espalda, mostrarás una imagen de seguridad

    Cuando enviemos un correo electrónico no nos olvidemos de meditar antes el mensaje, estructura y la ortografía. Es importante comenzar con un saludo y terminar siempre con la despedida y firma. Los textos se escriben con minúscula; las mayúsculas se utilizan para demostrar enfado o gritos.
    Los mensajes se deben responder en un plazo de tiempo razonable- lo más rápido posible- y siempre en función de la urgencia que requieran.
    En los correos electrónicos, intentemos evitar utilizar términos imperativos ya que el receptor se puede sentir ofendido. Es conveniente que no olvides que tu mensaje puede ser interpretado de diversas maneras ya que no están escuchándote ni viendote, por lo que hay que cuidar las palabras que utilizamos.
    Por norma, en las comunicaciones escritas, es mejor evitar el “tuteo”, a no ser que haya una gran confianza. Especialmente no es correcto emplearlo con las mujeres en países donde no está bien visto ese grado de cercanía.
    En las redes sociales respetemos que hay personas que no piensan como nosotros y tienen diferentes culturas.

Mediante la correcta aplicación de las normas sociales y protocolarias, proyectaremos una buena imagen (de seriedad y eficacia) y de la propia institución a la que prestamos nuestros servicios y representamos.
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