lunes, 20 de junio de 2011

Protocolo, ceremonial y saber estar en un programa radiofónico ROBERTO SEBASTIÁN CAVA

REVISTA PROTOCOLO nos brinda con frecuencia noticias sobre las nuevas herramientas aplicables a nuestras disciplinas. Hace unos años era imposible vislumbrar la preparación de una boda por vía electrónica. Hoy podemos interactuar entre personas y todo nos parece salido de un sueño. Lo pasado no es antiguo y lo antiguo tiene plena vigencia cuando de comunicación se trata.
Lo compruebo cada semana, cuando en un programa radiofónico de mucha audiencia, tomo contacto con los oyentes. La radio sigue de moda. A lo mejor pudo haber pasado para algunos de nosotros cuando por motivos familiares o laborales nos contentamos con conocer las noticias más importantes por internet o por la televisión.

Mi programa forma parte de CLUB88, un espacio muy amplio, de cuatro horas diarias de duración que lleva adelante Francisco Lindström, un excelente amigo y colega. Su trabajo es arduo. En su franja horaria debe estar en contacto permanente con los oyentes. El segmento de Protocolo, Ceremonial y Etiqueta sale al aire los días miércoles por la tarde.

Comencé el año pasado con la transmisión en vivo. Reconozco que al principio “daba clases” y escuchaba poco a los oyentes. Con el paso de los meses Francisco y yo hemos logrado llegar a ellos mediante la recepción de sus inquietudes. Son siempre bien recibidas en forma de preguntas. Sé bien que no soy aquel juego delicioso de mi niñez donde con un poco de picardía era posible ganar siempre. Se lo conocía como “El cerebro mágico”. Tampoco me considero Pico della Mirándola aunque los temas más variados pasan por Protocolo, el ceremonial y la etiqueta o saber estar.

Después de escuchar la grabación del último programa deseo contarles cuáles fueron las preguntas que recibí. En primer lugar, un eco de la audición anterior. Allí había expresado que, ante la demora de los invitados a una cena con una familia, es preciso proceder con sentido común y prudencia. Había dicho que no era posible anunciar por teléfono que se “está viajando”, - modismo muy argentino de los últimos tiempos- cuando, en realidad, quedan 30 kilómetros hasta llegar al domicilio de los anfitriones. Por eso,una señora un poco preocupada, contó que iba a agasajar al gerente de la empresa donde se desempeña su marido. Me pedía unas sugerencias sin aprestos culinarios de último momento. La respuesta salió aunque poco sé de cocina puesto que me han prohibido el ingreso a la de mi casa por motivos obvios de adivinar.

De inmediato llegó otra pregunta: “¿Una precedencia es lo mismo que una presidencia?”. Recurrí a ejemplos. Parecería que “hacer cabeza” o “cabecera” son términos antidiluvianos y no lo son. Como ya se había hablado de las precedencias atiné a repetir la definición clásica Me gusta recordar los números ordinales porque ayudan a comprender aquello de “anterioridad en el orden”.

Enseguida, una oyente me confió que celebraría sus bodas de plata. Su padre deseaba hacer un brindis y se trataba de establecer un momento para el mismo. Las primeras palabras fueron de felicitación y también para alabar a marido y mujer. Después, pensando en un agasajo muy grande o en una cena íntima, fueron varias las opciones para “desear un bien a alguien” que eso y no otra cosa es un brindis.

Otro oyente pidió una explicación sobre unas condecoraciones que había visto en ¡HOLA!

Debo aclarar que en Argentina existen dos condecoraciones oficiales que se otorgan solamente a los extranjeros. Se trataba de unas fotografías de la princesa Máxima de los Países Bajos y razón había para desear conocer qué significaban bandas y medallas sobre un vestido de noche y también sobre el frac del príncipe Guillermo.

En algunos lugares de estas tierras se ofrecen minutas para señoras y para empresarios. Es un detalle amable. De esa manera los invitados eligen sin temor determinados platos con un coste alto. “Qué es un menú para señoras o empresarios?”, hubo una advertencia puesto que existen disposiciones oficiales sobre la impresión de los precios por parte de los restaurantes.

Un señor llamado Carlos cambió de inmediato de tema. Se trataba de explicar brevemente el “Gotha” en un país donde no hay monarquía ni realeza. Son muchas las personas preocupadas por no desdeñar la información y, con mucho respeto conocen las Casas Reales y a la nobleza. “Y, ¿Es igual nobleza que realeza?” La inquietud venía de una persona mayor. En Argentina no podemos decir: “Ví a todo el Gotha en la recepción”. En cambio, una señora comentará: “Anoche el club estaba lleno de gente GCU” (Gente como uno).

La edad de los niños para un cortejo nupcial, la figura de los padrinos y de los testigos, las celebraciones sociales más importantes, las invitaciones, notas a embajadores o autoridades nacionales, el uso de ciertos tratamientos, la ubicación de los invitados en una mesa a “la inglesa” o “a la francesa”, la utilización de un único anillo en las bodas judías, el saludo, las reverencias, las precedencias entre los miembros del Senado, el principio de antigüedad para las universidades, las banderas y un etcétera que abraza a muchas decenas de inquietudes que he recibido a lo largo de muchos meses. Todas ellas dan alegría y,al acercarse el primer aniversario de mi programa radiofónico,recibo el afecto de los oyentes. “Pasó un día y otro día,/ un mes y otro mes pasó…”, dicen los versos de Zorrilla. CLUB88 me ofrece la oportunidad de estar en los hogares cuando las familias vuelven a reencontrarse después de la jornada. Ha transcurrido un año. “Daba clases”, pero ahora sé que seguirán muchas inquietudes. Me escuchan jóvenes y personas de mayor edad. Los primeros viven un tiempo irrepetible. Van a fiestas, cumpleaños y bodas. Los otros como yo, asisten a funerales y bodas de oro. Todos, sin duda, desean interiorizarse del Protocolo, el ceremonial, la etiqueta o el saber estar.

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