lunes, 15 de noviembre de 2010

El uso correcto del lenguaje, un protocolo muy necesario Ana Remos

El uso correcto del lenguaje, un protocolo muy necesario


No importa el campo en el que se desenvuelva, de la forma que usted se exprese será como lo perciban. Las personas que usan una gramática incorrecta, se les presta menos atención, y aquellos que hablan de ellos mismos la mayoría de las veces, son vistos con menos positivismo. Bien sea que esté haciendo una presentación de ventas o hablando con su supervisor, la habilidad de influenciar al interlocutor con su voz es uno de los grandes baluartes que usted posee.
Por otro lado, hablar descuidadamente puede traer serias consecuencias. Según estadísticas, el 80 por ciento de los ejecutivos que fueron interrogados afirman que la causa de que los empleados se estanquen dentro de su profesión no es precisamente su falta de experiencia o su trabajo, sino su falta de destreza en la comunicación. A la hora de platicar, el que escucha inconscientemente capta y almacena la calidad de su voz, pronunciación, gramática y hasta la selección de sus palabras. Frecuentemente, es sólo cuando uno de estos elementos se desvía de lo normal para ratificar si está bien o mal.

Por ejemplo:
a) Volumen. La voz mediana, es decir, entre alta y suave, es la más deseada. Una voz fuerte casi siempre perturba o altera los nervios a ciertas personas, mientras que una demasiado baja demuestra inseguridad, timidez, vulnerabilidad o incertidumbre.

b) Tono. Evite la monotonía, pues no sólo opaca su mensaje, sino también hace que se pierda el interés del interlocutor.

c) Velocidad. El ritmo con que converse es importante. Los que hablan rápido son bastante más difíciles de entender que los más lentos, y por regla general les piden que repitan lo dicho. Los que hablan muy despacio, terminan por impacientar a los oyentes.

d) Pronunciación. Procure no tragarse las sílabas, arrastrar, juntar palabras o comerse las letras del final. Eso todavía cabe en lo posible si está charlando con amigos, en cambio si habla por teléfono o está envuelto en una conversación de negocios, es necesario articular las palabras por completo.

e) Acentos. Después que emplee bien la gramática y el uso correcto de las palabras, no debe avergonzarse por su acento regional, étnico o extranjero. El acento únicamente puede perjudicarlo si es tan fuerte como para obstaculizar la comunicación.

f) Vocabulario. La facilidad de expresión no quiere decir tener que usar términos rebuscados o un lenguaje escogido, lo que cuenta es conocer su verdadero significado. En la conversación, cuando se emplean palabras sofisticadas que no todo el mundo conoce, produce una reacción negativa en quien la escucha, y al no entender, los hace sentir inferiores. Esfuércese en usar un repertorio de vocablos amplios pero directos. Una terminología descriptiva ayuda en la comunicación y deja al oyente con una impresión favorable en el proceso. Si no está seguro del significado de algunas palabras, sírvase de un diccionario, bien digital o bien en libro, para obtener y conocer la definición exacta, así no incurrirá en errores. De igual manera para la pronunciación, porque generalmente esta información viene incluía en el mismo texto.
Ana Remos

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