lunes, 4 de enero de 2010

Tesis costarricense en Copenhague

Aun cuando no hubo acuerdos globales para revertir el calentamiento del planeta como se esperaba, y esto posiblemente se tenga que dilatar aún mas, debemos destacar que en lo que si hubo consenso fue en la necesidad de proteger los bosques y detener la deforestación por su contribución al calentamiento del planeta. Posición que nació hace más de 10 años, cuando Costa Rica propuso la necesidad de un régimen jurídico internacional que reconociera los beneficios para la estabilización del clima por parte de los bosques.

En Copenhague las 192 naciones miembros de la Conversión de Cambio Climático de Naciones Unidas aceptaron la necesidad de un régimen internacional para detener la deforestación y proteger los bosques, apoyando así la tesis costarricense, lo que debe ser considerado un éxito rotundo para el país después de una lucha a lo largo de los años y de grandes dificultades.

Protocolo de Kioto. En 2004 el IPCC, órgano científico de la Convención de Cambio Climático, indicó que la deforestación tropical contribuye entre un 17%-20% al total anual de carbono a la atmósfera. Esto es más de lo que contribuye en emisiones de carbono todos los autos, barcos y aviones en al mundo al año. Por lo tanto, la deforestación es la segunda fuente de emisiones de carbono a la atmósfera después del uso de combustibles fósiles en el sector energético y transportes. El problema radicaba en que hasta esa fecha no se había diseñado ningún instrumento internacional que atacara este problema. El Protocolo de Kioto, instrumento jurídico de acatamiento internacional, estableció los mecanismos necesarios para atacar el problema de emisiones globales del sector energía que implica el 80% del problema, pero nunca incluyó las emisiones del sector forestal, segundo en serie en la contribución al cambio climático. Por lo que el abordaje del problema no ha sido holístico y sistemático.

Protocolo de Kyoto. Cuando el Protocolo de Kioto se negocio en 1997, Costa Rica, con un mayor entendimiento de las causas subyacentes de la deforestación y adelantándose a la época, promovió la necesidad de incluir los bosques en las soluciones al cambio climático, complementando así la posición del país que en Río 92, bajo el liderazgo del entonces presidente Calderón presentó la necesidad de una convención internacional sobre bosques para así atacar los problemas de pérdida de biodiversidad y servicios ambientales (como captura de carbono) producto de la deforestación .

Ecosistemas tropicales. En esta ocasión, en Kioto, el presidente Figueres, asistido por su ministro de Ambiente, René Castro, y el embajador en misión especial, don Franz Tattenbach, hicieron un singular y titánico esfuerzo para que la comunidad internacional comprendiera los beneficios de incluir los ecosistemas tropicales en las potenciales soluciones al problema de calentamiento global.



En aquella ocasión, la tesis tica fue confrontada con indiferencia y hasta férrea oposición por quienes hoy, irónicamente, la apoyaron en Copenhague .

Me refiero a la Unión Europea, Brasil, India, EE. UU., entre otras, y de organizaciones de conservación como WWF y Greenpeace.

Posteriormente, el presidente Rodríguez en el año 2001 hizo otro esfuerzo en esta misma dirección cuando asistió a la cumbre mundial del clima en Holanda, con resultados muy limitados, pero demostrados una sólida posición nacional que era producto de una consecuente política de conservación y restauración ecológica.

Presenta los logros del programa de pagos por servicios ambientales, indicando que esta experiencia costarricense debe reproducirse a escala global para buscar disminuir la deforestación. Para esa fecha ya a Costa Rica se le reconocía el mérito de haber revertido los niveles de deforestación y se encontraba en franca recuperación de biomasa forestal en áreas degradadas anteriormente por la ganadería extensiva.

Un caso exitoso. Luego durante la administración Pacheco, el propio Presidente, en la Cumbre de Desarrollo Sostenible en Johannesburgo, plantea de nuevo el tema y presenta el caso costarricense como prueba fehaciente de un caso exitoso. Me tocó, en mi condición de ministro de Ambiente, trabajar conjuntamente con el entonces embajador ante las Naciones Unidas, hoy canciller de la República, don Bruno Stagno, y con don Ricardo Ulate, del Minaet, en asociarnos con Papua-Nueva Guinea.

Este país, al igual que Costa Rica, entendía esta tesis y creamos lo que luego en el mundo ambiental se conoció como la iniciativa Costa Rica-PNG, que logró después de dos años de intensa labor diplomática que la Convención de Cambio Climático en su cumbre de Montreal en el año 2005 aceptara “discutir” sobre la necesidad de incluir el tema de la deforestación evitada como un nuevo elemento en el acuerdo posterior a Kioto que terminaría en el año 2012.

Inmediatamente después de este gran paso, se creó la Coalición de Países Tropicales, con más de 25 naciones que desde la fecha han luchado por la necesidad de incluir el tema de evitar la deforestación y la necesidad de reconocer los servicios ambientales por fijación y almacenaje de carbono forestal a escala global, cosa que Costa Rica venía haciendo pioneramente desde mediados de los años noventa.

En Copenhague se logró no solo consenso sobre la inclusión de los bosques en la solución del problema, sino que se avanzó en los detalles de temas extremadamente importantes. Lo relevante es que se entendió que la deforestación es producto de fallas de mercado que no contabilizan los beneficios de los diferentes servicios ambientales.

El acuerdo sobre bosques conocido internacionalmente como REED (reducir deforestación y degradación de bosques) se basa en esencia en la tesis tica. Desgraciadamente, al no existir un acuerdo político marco en Copenhague no hubo un acuerdo formal sobre REDD. Esperamos durante el año 2010 progresos sustantivos en la tarea de contenidos necesarias para que se avance en el tema de la deforestación evitada.

El año 2020. Según estudios de Conservación Internacional, se puede disminuir en un 50% la deforestación para el año 2020 siempre y cuando se aporten entre 15 a 20 billones de dólares.

Los países industrializados están en “alta” disponibilidad de aportar los fondos si los países tropicales asumen metas verificables de reducción de la deforestación. Países como Guyana, Surinam y Brasil han tomado la delantera en este sentido. Perú incluso asumió el compromiso político de disminuir a cero la deforestación para el año 2020.

Por lo tanto, no todo es negativo como producto de esta cumbre mundial en Copenhague. Para Costa Rica, significa un gran éxito el lograr el consenso sobre nuestra tesis que mediante cinco gobiernos de diferentes partidos políticos, pero en una sólida acción diplomática, logró tal éxito.

Lo importante es resaltar que por primera vez en la historia nos encontramos con la posibilidad real de detener la deforestación tropical del planeta, contribuyendo a la mitigación del cambio climático, y también a la preservación de la biodiversidad, a la protección del agua y sobre todo a garantizar el bienestar humano, en especial de aquellos más necesitados.

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