viernes, 20 de noviembre de 2009

Comportamiento en el teatro

En nuestro medio con relativa frecuencia se rompen los esquemas haciendo migajas los conceptos para los cuales se crean los teatros.


La solemnidad del teatro requiere nuestro absoluto respeto y corrección en la forma de conducirnos y vestirnos. La puntualidad debe ser rigurosamente respetada – implica para muchos un gran esfuerzo – ha trascendido las fronteras el concepto de Banana Time que practicamos.


Las presentaciones de conciertos con orquestas sinfónicas, cámaras, concertistas, cantantes líricos, ballet, ópera, teatro clásico, obras musicales o premiaciones especiales, demanda la asistencia de caballeros con trajes oscuros y damas vestidas de largo.


Algunas damas –perfecto festival carnavalesco- se visten de manera inapropiada exagerando escotes, maquillaje y accesorios. Muchas veces seremos más elegante aplicando el concepto minimalista Menos es Más.

Para ocupar nuestro asiento debemos pasar de frente a las personas que estén sentadas nunca de espalda. Denota absoluta carencia de educación hablar en medio de la función. Celulares, chicléts y mentas son inaceptables. Dormirse en medio de un concierto es una descortesía hacia el artista que marca la diferencia entre la cultura y la ignorancia. Los besos y saludos efusivos son aceptados solo en el lobby y en los intermedios de la función.


Nunca bloquearemos los pasillos y mantendremos el orden de salida de las filas.


Los programas entregados a la entrada son nuestras guías. Aplaudir en medio de una interpretación cantada, hablada u orquestar desconcentra al artista e interrumpe el fraseo. Respetemos la sensibilidad de los artistas, desde el escenario ellos captan nuestras expresiones y perciben la atmósfera que se crea con la aceptación de su trabajo.


La afinación de los instrumentos previo al inicio de un concierto de orquesta o cámara es desagradable para el auditorio pero necesaria para los músicos que deberán ajustar sus instrumentos al sonido perfecto 4- 40. Esta afinación es dirigida por el primer violín o concertino quien estará ubicado de frente al público al lado izquierdo del director.


El director hará su aparición, impecablemente vestido de frac, batuta en mano, para colocarse sobre una plataforma de espalda al público cuando se haya completado la afinación para iniciar el concierto. Su entrada y salida del escenario debe ser cálidamente aplaudida.


Al inicio y al final del concierto el director da la mano al concertino. Es la forma protocolar de saludar y felicitar a través suyo a todos los miembros de la orquesta. Un concertista invitado o un músico con una interpretación destacada recibirá también la felicitación del director. Al finalizar el concierto si la ovación es prolongada el director podría salir varias veces al escenario a saludar e incluso repetir alguna pieza.

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